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La antigüedad de la pulsera es similar a la del anillo si no es superior pues se han encontrado ejemplares en las momias del Antiguo Egipto y en sepulturas prehistóricas europeas de la Edad de bronce y se observa a menudo representado en los relieves de personajes del antiguo Imperio asirio. Las más antiguos se remontan al Neolítico, siendo éstos en forma de trozos de conchas perforadas.

Se sabe de la existencia de pulseras y brazaletes de todas las civilizaciones antiguas comenzando con la prehistórica de la Edad del Bronce, los cuales suelen tener forma espiral o circular sencilla. Le siguen los egipcios, de forma cilíndrica y de dos piezas, adornados con incrustaciones de pedrería y emblemas propios del estilo. Los fenicios, se confeccionan a manera de anillos abiertos y terminados en cabezas de animales. Los griegos y romanos presentan formas circulares o espirales, imitando una serpiente y se adornan a menudo con piedras y medallas. Del Imperio bizantino consta, por los mosaicos y miniaturas de su procedencia, que también se usaba el brazalete por las clases altas. Sin embargo, no debió ser muy común y menos aún en Occidente (a excepción de las regiones del Norte de Europa) a juzgar por los escasísimos restos que de tales complementos nos ha dejado la Edad Media. En el siglo XV restablecieron su uso los caballeros como divisa en los juegos de armas y en la Edad Moderna, las señoras como artículo de lujo.

Con el paso del tiempo han ido evolucionando y se han fabricado de distintas formas y con diferentes elementos.

Las civilizaciones antiguas usaban pulseras o brazaletes en sus muñecas porque creían que los metales tenían relación con los astros e influían en los ciclos vitales del hombre. En el subcontinente hindú, los habitantes, en especial las mujeres usaban múltiples accesorios, para el pelo, el cuello y las orejas, y en especial los brazos los usaban totalmente cubiertos por pulseras y brazaletes. Los griegos, más que una realización de accesorios y pulseras, se dedicaron más a la escultura, por eso los ornamentos que ellos llevaban en sus manos y cuerpo en general, eran miniaturas esculpidas que representaban figuras religiosas y mitológicas o escenas heroicas. Actualmente, los ornamentos que nosotros utilizamos no son tan primitivos como los que se usaban en aquellas épocas. Ahora con tanta tecnología se ha logrado labrar en oro, plata, diamantes, esmeraldas y rubíes, figuras que van desde la muy famosa cruz, hasta caritas felices, zapatos, llaves, corazones y un sinnúmero de objetos que observamos en nuestra vida cotidiana.

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